Las estructuras para recoger aguas y conservarlas para usos posteriores son una necesidad, siempre asociada a los núcleos de población en todas las épocas. Normalmente las aguas de lluvia se recogieron de forma natural -pequeñas lagunas- pero también se realizó de forma artificial, en depósitos, aljibes, embalses o estanques.
Esta última denominación es la que se le adjudicó en las publicaciones a ésta de La Barbacana. Una de las diferencias y peculiaridades que presenta este estanque es que la recogida de las aguas procede de un pequeño manantial de flujo permanente, que en la actualidad continúa manando.
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