Visitaremos el poblado de La Hoya y el Estanque Celtibérico de La Barbacana en Laguardia.
Comenzaremos con la visita al poblado de La Hoya. De la mano de Armando Llanos, director del programa de excavaciones desarrollado en este yacimiento entre los años 1973-1989, visitaremos primero el museo y recorreremos después el magnífico poblado.
Tras esta visita, nos dirigiremos al Centro de Interpretación del Estanque Celtibérico de La Barbacana.
Es importante destacar la conexión que existe entre ambos yacimientos, ya que fueron las gentes del poblado de La Hoya las que buscaron un nuevo asiento en el cerro de Laguardia y edificaron este embalse, considerado el mayor estanque construido en esta época en Europa.
PROGRAMA
Día: 7 de mayo de 2017 (domingo)
Hora y lugar de encuentro: 9.30 h en el aparcamiento del Seminario UNED. (Pedro Asua, 2) donde nos distribuiremos en los coches.
El traslado se realizará con vehículos particulares. Las personas que no dispongan de vehículo, en el propio aparcamiento se podrán distribuir en los coches que tengan plazas libres.
El gasto del viaje se costeará a partes iguales entre los pasajeros de cada coche y se abonará a quien lo lleve. Calculados los kilómetros y el consumo de gasolina, hemos estimado el gasto del viaje en 19,00 € (por coche, a dividir entre los viajeros).
11.00 h: Visita al Museo de La Hoya y al yacimiento
14.00 h: Visita al Centro de Interpretación del Estanque Celtibérico de La Barbacana
Importe de la actividad: gratis para socios y socias del I.A.A. 3,00 € no socios
No está incluido el precio de la entrada a La Barbacana (sobre 4,00 €), que la pagará cada participante antes de acceder al recinto.
IMPORTANTE: Es necesario apuntarse, enviando la siguiente inscripción antes del día 5 de mayo (viernes) a
Nombre y apellidos……………………………………………………….
Teléfono……………………
¿Estaría dispuesto a llevar en su coche a las personas que no dispongan de vehículo propio? .........................................
El poblado de La Hoya
El poblado se extiende por una zona llana, conservando por tres de sus lados la muralla que lo circundaba. Por los datos obtenidos y los materiales recuperados en la excavación, se puede reconstruir el proceso de vida y evolución del poblado y sus gentes, desde su fundación hasta su abandono.
Los niveles más antiguos indican un primer asentamiento que puede relacionarse con los grupos de gentes constructores de dólmenes. Posteriormente, y superponiéndose a las anteriores, se detectan nuevas gentes que aportaron influencias de procedencia transpirenaica. Los ajuares de este período, especialmente sus cerámicas, son claramente paralelizables con otras centroeuropeas, de lo que se ha venido conociendo de forma genérica como mundo céltico. En las fuentes clásicas se hace alusión a los habitantes de esta zona como pertenecientes al pueblo Berón.
El último gran cambio en la vida del poblado tuvo lugar con la llegada de influjos celtiberizantes, a través del Valle del Ebro, que propiciaron importantes cambios, tanto sociales como económicos y tecnológicos: el gran desarrollo de las técnicas metalúrgicas y alfareras, y una agricultura cerealista extensiva, que constituyen las características básicas del período final de la Edad del Hierro, convirtiéndolo en un importante centro de influencia comercial en la zona.
Durante todas estas etapas, el poblado sufrió diversas variaciones en su estructura, aunque lo que hoy puede verse, corresponde a la etapa de carácter celtibérico. Presenta un urbanismo reticulado curvado, con manzanas de casas, calles empedradas con aceras, plazas, amplias viviendas y edificios públicos (templo, sauna, etc.). Testigos de todos los cambios que sufrió el poblado son los abundantes restos encontrados, que nos hablan de sus costumbres, indumentaria, ritos y cultos, expresiones artísticas, economía y un largo etcétera, que nos aproxima a aquellas gentes.
En esta historia también se constatan hechos desgraciados, como un ataque al poblado por enemigos, que arrasaron gentes y haciendas, incendiándolo posteriormente. Su destrucción hizo que sus pobladores lo abandonasen, trasladándose al próximo cerro donde hoy se levanta la villa de Laguardia.
Además del poblado, también se ha excavado parcialmente una de sus necrópolis, en la que se pudieron documentar los rituales funerarios de incineración, en este caso de una élite de guerreros, enterrados junto a su rico armamento.
En el mismo yacimiento existe un museo que proporciona toda la información necesaria para la visita: se exponen objetos pertenecientes a los diferentes momentos por los que atravesó el poblado a lo largo de los siglos, así como una reconstrucción a tamaño natural de una de las casas del período celtibérico.
Es considerado como el mayor estanque construido de estos momentos de la Edad de Hierro que existe en Europa. Es una obra de carácter hidráulico que permitía acumular más de 300.000 litros de agua.
Se trata de un estanque o depósito que se construyó para recoger las aguas de un manantial, que nace en la zona alta del cerro donde actualmente se extiende la villa medieval de Laguardia, en la Rioja Alavesa.
Es el testimonio de la población que habitó en ese lugar en época celtibérica, entre los siglos III y II antes de Cristo, cuyas aguas se utilizaron para cubrir las necesidades de las gentes que allí vivían, aunque parece ser que también se desarrollaron en ese lugar algunas actuaciones de carácter ritual.
Cuando las gentes del próximo poblado de La Hoya abandonaron el lugar donde habían vivido durante el primer milenio antes de Cristo, se trasladaron a este cerro, que les ofrecía mayores garantías de defensa. Aquí crearon un nuevo poblado, que está siendo localizado bajo las casas de Laguardia. Fueron esas gentes, de carácter celtíbero, las que construyeron el estanque, que debió levantarse y estar en pleno uso durante los siglos III al II antes de Cristo.
Junto al estanque, una instalación museográfica singular basada en una idea original, ayuda a comprender la importancia de esta estructura hidráulica y las vidas de las gentes que aprovecharon este acuífero a lo largo de los siglos. Medios audiovisuales avanzados, información gráfica y textual, así como objetivos relacionados con cada una de las etapas, permiten trasladarse a otros momentos.
En estos dos lugares se recrean algunas de las acciones narradas en las novelas de la escritora Eva G. Sáenz de Urturi, tituladas “El silencio de la ciudad blanca” y “Los ritos del agua”
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