Son alarmantes las noticias sobre el expolio arqueológico que está ocurriendo en algunas comunidades de nuestro entorno. Concretamente en Castilla-León. Los robos se han dado en importantes yacimientos arqueológicos, como los de Baños de Valdearados y en la ciudad romana de Clunia. En el primer caso (Baños de Valdearados) con parte de su importante mosaico y en el segundo (Clunia), con unos relieves fálicos. Son piezas únicas, de indudable valor, con difícil colocación en un mercado abierto, lo que parece indicar de que son robos a la carta, encargos de coleccionistas concretos, con lo que difícilmente se podrán recuperar estas piezas.
Aparte de esto, los clásicos expolios de los de las personas que habitualmente recorren, con sus detectores de metales, los numerosos yacimientos arqueológicos. Todo esto pone de manifiesto la existencia de una red organizada que saquea los yacimientos, para vender el producto de sus fechorías en mercadillos y tiendas de dudosa garantía legal. Si esto es preocupante, más lo es en el caso de los yacimientos citados, donde las medidas de protección no parecen ser suficientes.
Para el ámbito de nuestro territorio alavés sería interesante aplicar medidas activas de protección y no solamente pasivas. Nos referimos a que el control de infracciones en el medio ambiente, con la división de control de los Miñones “Verdes”, no solamente tuviesen entre sus funciones las que tienen establecidas, sino que, puesto que patrullan por espacios abiertos, tengan, además, la de controlar los yacimientos arqueológicos existentes en Álava.
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